Desde hace varias semanas estamos enfrentándonos a una nueva realidad que ha ido alterando nuestras rutinas diarias. Durante este tiempo hemos notado una creciente demanda de parejas que están encontrando dificultades para acostumbrarse a este nuevo modelo de convivencia. A continuación, compartimos con vosotros 10 pautas que podrían ayudar a sobrellevarlo mejor.
1. ENTENDER la situación
Por muchos años que lleves viviendo con tu pareja, la situación actual y el confinamiento que debemos cumplir es algo nuevo y excepcional. Puede que a raíz de este nuevo contexto hayan aparecido conflictos por cosas que antes parecían irrelevantes. Es NORMAL. Es un cambio importante en nuestras rutinas diarias y, al igual que ante cualquier otro tipo de cambio, necesitamos realizar ciertos ajustes. Puede que sea la primera vez que tengamos que negociar quién tira la basura, quién utiliza el único despacho que hay en casa para trabajar, quién cocina, etc. Lo importante es que entendamos que estos cambios repentinos en la dinámica de la pareja se deben a la situación en la que nos encontramos y que ésta podría provocar que todos estemos más sensibles, irritables o sobrepasados en algún momento. Y esto nos lleva a la siguiente pauta.
2. EMPATIZAR con el otro
Puede parecer evidente, pero no lo es. Si preguntásemos a un grupo de personas si se consideran empáticas la mayoría respondería que sí. No obstante, a menudo entendemos este concepto de manera errónea. Damos por hecho lo que siente o piensa la otra persona y, si esto encaja en nuestros esquemas, empatizamos con ella. Pero empatizar va mucho más allá. En primer lugar, tenemos que ver a la persona que tenemos en frente (que no es lo mismo que mirar) y prestarle atención. En segundo lugar, preguntar. Es normal que, teniendo en cuenta la situación, intentemos hipotetizar sobre cómo esto le estará afectando a mi pareja o cómo nos afectaría a nosotros si fuésemos la otra persona, pero no debemos dar nada por sentado. Es mejor facilitar un espacio de escucha activa y confianza en el que la otra persona pueda expresar libremente lo que piensa y siente. El último paso consistiría en escucharla, en expresar que lo sentimos si está pasándolo mal y en mostrar que estamos ahí para apoyarla. Empatizar no siempre es decir “te entiendo”, sino “no puedo imaginarme lo duro que tiene que ser, pero siento que te encuentres mal por ello”. ¿Por qué? Porque a veces no lo entendemos. Porque puede ser que nosotros, desde nuestro punto de vista y, lo más importante, desde nuestras vivencias y estrategias de afrontamiento, no nos sentiríamos así, pero sí somos capaces de entender que el otro lo vive de manera distinta.
3. COMUNICARSE de manera asertiva
¿Y a qué nos referimos cuando hablamos de asertividad? La versión resumida sería “hacer respetar tus derechos, respetando a la vez los derechos del otro”. Como ya se ha ido comentando antes, estamos ante una situación nueva, atípica y estresante. Es por tanto inevitable que en algún momento surja algún conflicto.Estar en desacuerdo no tiene por qué ser un problema, dependerá de cómo lo gestionemos.Comunicarnos de manera asertiva suele ser la clave.
Estos podrían ser los pasos a seguir para ser asertivos ante un conflicto:
• Elige el momento adecuado para hablar sobre aquello que te ha molestado, es decir, debes tener en cuenta, entre otras cosas, que estés calmado (si no es así espera, respira, cuenta hasta diez, escucha tu canción favorita…) y que tu pareja esté disponible para tener esta conversación.
• Explica de manera calmada de qué se trata y cómo te hace sentir. Es mejor que te centres en una sola cosa y que sea reciente. Ejemplo: quería comentarte que me incomoda que dejes el baño sin recoger una vez te hayas duchado. Es pequeño y si quiero usarlo tengo que recoger tus cosas antes.
• Haced propuestas de posibles soluciones del conflicto. Pregunta en primer lugar qué se le ocurre a tu pareja y después puedes añadir otras alternativas. Elegid entre los dos una de ellas. Posiblemente sea necesario que negociéis.
• Agradece a tu pareja que hayáis podido hablarlo, tanto si ha accedido a cambiar como si no. ¡Esto es importante! Que seamos asertivos no nos garantiza que la otra persona actué como queramos. De la misma manera que yo tengo derecho de pedirle a mi pareja que haga algo, ella está en su derecho de decirme que no. Ser empáticos podría ayudarnos a llevar mejor la negativa.
Y si eres la persona a la que va dirigida la petición de cambio de alguna de tus conductas, escucha activamente lo que tu pareja te esté comunicando, empatiza con ella, expresa asertivamente tu punto de vista y participa en la búsqueda de soluciones.
4. NEGOCIAR si hay un desacuerdo
Ya sabemos cómo comunicarnos cuando estamos ante un conflicto. Pero, ¿cómo podemos solucionarlo? ¿Debo ceder yo? ¿Es mejor que ceda mi pareja? ¿Buscamos un punto medio? Depende. La mejor solución será la que ambas partes estén dispuestas a poner en práctica y que acabe con el conflicto en cuestión.
Para negociar podríamos seguir los siguientes pasos:
• Elegid el momento adecuado para ambos
• Adoptad buena actitud previa: dispuestos a escuchar, empatizar y ceder en algunos aspectos
• Definid el conflicto/problema
• Proponed posibles soluciones (tormenta de ideas)
• Elegid una de ellas y ponedla en práctica. Dado que es el punto más complicado de la negociación, podéis realizar una lista de pros y contras de las “mejores” alternativas. Posibles soluciones de nuestro conflicto: que se recoja el baño nada más acabar la ducha, que haya un margen temporal para realizar esta tarea, que uno lo recoja los días pares y el otro los impares… hay muchas alternativas y cada pareja podría elegir una diferente.
¿Qué otros aspectos debemos tener en cuenta para tener una buena negociación? Que no se trata de perder o ganar. No es un conflicto bélico en el que gano yo o gana mi enemigo. Si encontramos una solución a nuestro conflicto ganamos ambos. Ahora bien, en el arte de la negociación, todos tenemos que ceder alguna vez.
5. ESTABLECER y cumplir las normas de convivencia
Puede que hasta ahora erais compañeros de piso muy compenetrados, sin necesidad de especificar o poner por escrito las tareas de cada uno (p.e el clásico: cuando yo cocino tú friegas). Sin embargo, nuestras rutinas se han visto alteradas durante el confinamiento y puede que este acuerdo implícito necesite reajustes. No solo se trata de las tareas de casa, sino también del uso de los espacios, cuidado de los niños, etc. Para establecer nuevas normas de convivencia será imprescindible tener en cuenta los pasos anteriores. Además, podéis hacer una lista de tareas a realizar (de todas o solo de las que sean una fuente de conflicto) y negociar el reparto de éstas, los horarios (p.e. yo trabajo por las mañanas mientras tú cuidas de los niños y por la tarde nos cambiamos), cómo, cuándo y quién usará ciertos espacios de la casa (p.e. el despacho lo usa quién esté trabajando), etc. Si lo creéis conveniente podéis poner por escrito el resultado de vuestra negociación. Una vez propuestas, toca cumplirlas, aunque cierta flexibilidad ante imprevistos será imprescindible.
6. COMPARTIR tiempo de calidad con tu pareja
¿Más tiempo juntos? No más, sino mejor. Es cierto que estamos compartiendo el mismo espacio durante semanas, pero esto no significa que le dediquemos tiempo a nuestra pareja. De hecho, paradójicamente, podríamos empezar a “estar juntos” menos que antes del confinamiento. ¿Cómo es posible? Puede que antes el único momento del día que compartiésemos fueran las cenas e intentábamos aprovecharlas al máximo, disfrutando de la compañía del otro, prestándole atención, preparando su comida favorita, etc. ¡No dejéis de hacerlo! Buscad un momento durante el día para vosotros y haced alguna actividad en pareja que os apetezca a los dos: ver una película, jugar a juegos de mesa, bailar… Realizar una actividad agradable y que me haga feliz en compañía de mi pareja hace que la asocie con sensaciones positivas.
7. MANTENER tu espacio personal
Aunque estemos ante una situación excepcional, lo más indicado es que intentemos alterar lo menos posible nuestras rutinas. Así pues, si antes era importante que cada uno de vosotros dedique momentos para si mismo, para sus hobbies, amigos, etc., ahora lo es incluso más. Darte un baño relajante, leer el libro que te reglaron hace años y está cogiendo polvo en la estantería u ordenar fotos son algunas de las actividades que pueden mejorar tu estado de ánimo, además de proporcionarte un espacio para reflexionar sobre cómo estás viviendo TÚ el confinamiento, cómo te sientes, cómo te gustaría aprovechar este tiempo… Tanto compartir tiempo de calidad con tu pareja como mantener vuestros espacios personales son aspectos importantes cuando hablamos de una relación sana, por lo que no hay que descuidarlos.
8. MIMAR a tu pareja
Se trata de hacer activamente algo agradable por tu pareja. Pueden ser detalles más pequeños,como decir un halago o agradecerle algo, o más elaborados, como prepararle una cena especial, hacerle un masaje, volver a ver su película favorita o jugar al juego que le hacía ilusión compartir contigo. En Internet hay infinidad de dinámicas para fortalecer la relación, así que podéis elegir la que más os guste (bote de los deseos, pilla a tu pareja, etc.). Lo importante no es cómo lo hagáis, sino que tengáis clara la finalidad de esta actividad: mimaros recíprocamente.
9. USAR el humor
Es cierto que la pandemia que estamos atravesando prácticamente todos los países del mundo es un tema serio, la información que nos llega no siempre es positiva, nos preocupamos por nuestros seres queridos… No obstante, usar el humor podría tener múltiples beneficios en esta situación. Os puede ayudar a sobrellevarla mejor, rebajar la tensión de una discusión, estar menos irritables, distanciaros por un momento de todo lo negativo y manteneros animados. Si sonreímos durante un tiempo, nuestra sensación de bienestar aumenta, y si lo hacemos en compañía de nuestra pareja, la asociamos con esta experiencia positiva. Esto sin duda fortalece la relación y además de esta manera el confinamiento no parecerá un castigo eterno.
10. CONSIDERARLO una oportunidad
El confinamiento puede resultar complicado, eso es innegable. Sin embargo, como dijo Einstein:“en medio de la dificultad reside la oportunidad”. ¿Oportunidad para qué? Para hacer esas actividades en pareja para las que nunca hay tiempo, planificar un viaje, reflexionar juntos sobre temas profundos o vosotros mismos, aprender de los conflictos que puedan surgir y una vez superados os hagan crecer como pareja… o para lo que se os ocurra. Así que, ¡aprovechadla!
Cada pareja es un mundo y por tanto debéis adaptar estas pautas a VUESTRA relación para poder sacarles el máximo provecho. Cogedlas, cambiadlas, usad las que más os gusten o las que más necesitéis. Y, sobretodo,ahora más que nunca, ¡cuidaos mucho!
Departamento de Psicología educativa