Y de repente tuvimos que parar, encerrarnos en casa, dejar nuestros trabajos, nuestros proyectos, nuestras aficiones, dejar de salir con amigos, dejar de tomar ese café con nuestros compañeros, dejar de abrazar, besar e incluso de ver a aquellos que queremos y empezar a aceptar esa palabra “coronavirus”, con el miedo y la inseguridad que nos provoca.
Y de repente tuvimos que parar, tuvimos que dejar de pensar en todas las cosas que nos generaban ansiedad cada día, no llegar a tiempo al trabajo, tener que madrugar, enfadarnos con nuestra madre porque nos ha vuelto a regañar, discutir con una amiga porque no piensa como nosotros, si nuestra pareja habrá hecho más o menos de las tareas de la casa…
Y de repente tuvimos que aprender, a encerrarnos, a aislarnos para estar sanos, a convivir en familia, a hacer deberes, trabajo, jugar y ver a nuestros seres queridos por videoconferencia. Tuvimos que aprender a enfrentarnos al contagio, a que la gente cercana enferma y a veces incluso muere y a cuidar a nuestros mayores desde la distancia.
Y de repente tuvimos que aprender, que lo único importante es el aquí y el ahora, que lo más valioso es lo que tenemos en cada momento, y de que nada sirve pensar, anticipar consecuencias negativas, ni guardar rencor, ni encontrar culpable a lo que nos ocurre, ni esperar a que otros vengan a solucionar nuestro problema.
Y saldremos, porque volveremos a salir, y volveremos a pasear, a besarnos, a tomar esas cañas con los amigos, y a abrazar a los que queremos, y volveremos a correr todos los días para poder llegar a todo. Pero tengo la esperanza de que yo habré aprendido algo, saldré pensando que algo ha cambiado conmigo , que no quiero que los pensamientos negativos dominen mi día a día, que quiero sentir, quiero reírme, soñar, hacer planes, enfadarme (porque también me enfadaré) llorar y sentir y pensar en cada día como único, sin agobios, ni preocupaciones excesivas, tomando decisiones cada día, y luchando, luchando por lo que quiero y por los que quiero, sin mirar hacia atrás y mirando lo justo hacia delante.
Porque volveremos a salir, no lo dudéis.
Autora: Eva Mª Miguel Casillas, Psicóloga General Sanitaria (Equipo Psicología Clínica)