En las personas mayores suelen producirse con frecuencia problemas de pérdida de memoria. En realidad es más que posible que existan olvidos en todas las edades, pero según avanzamos en edad, éstos aumentan y nos causan más trastornos en nuestra vida diaria.
Los olvidos más cotidianos como no saber dónde se ha dejado un objeto (ya sean llaves, gafas, etc…), no recordar nombres de personas, no recordar lo que se acaba de leer en un libro o lo que se vió en la televisión. Olvidar conversaciones, no tomar los medicamentos, no apagar la luz del gas o del agua… parecían antes poco importantes pero, al cumplir años, se convierten en graves problemas para la vida cotidiana hasta el punto de producir sentimientos de inutilidad, resignación, abandono o aislamiento.
Las causas más frecuentes de estos fallos son:
- La falta de uso de información.
- Las interferencias al grabar la infomación nueva por falta de atención, ruidos o recibir muchos datos a la vez.
- Confusiones entre la información antigua y la nueva, entre lo que ya hemos vivido y la actualidad.
- Cambios físicos como el aumento de la edad, la pérdida del oído o la vista.
- Cambios en el comportamiento pensando erróneamente que los mayores no pueden aprender cosas nuevas o mejorar lo que ya saben.
- Preocupaciones, ansiedad, tensiones, tristeza.
- Cambios en las relaciones personales aislándose del entorno social al que se pertenece.
- La jubilación .
Todo esto provoca fallos constantes en el proceso de memorización , desde el registro de la información por falta de atención o concentración, pasando por la retención por no usar adecuadamente las técnicas que la favorecen y terminando en el recuerdo por no saber cómo recuperar lo grabado antiguamente para integrarlo en lo nuevo.
Esto, que parece tan negativo, no lo es si se trabaja la memoria a diario a través de los métodos psicológicos específicos adaptados a estas edades, que resuelvan de forma eficaz esos olvidos que causan muchas veces problemas importantes.
A través de estas estrategias de intervención se conseguirá conocer cómo funciona ésta, resolver los fallos más cotidianos y mejorar el estado de ánimo evitando el aislamiento social y favoreciendo la comunicación. Una vez acabado el plano no olvidaremos más dónde pusimos las llaves.
Y, recuerde, todo lo que se ejercita y lo que no, se pierde para siempre.