Han sido unos meses de cambios y adaptaciones y nuestras rutinas y día a día han dado un vuelco importante.
Aunque en algunos aspectos se está dando una vuelta a la normalidad, es bastante claro que nuestro hijos e hijas aún van a pasar unas semanas en casa. La mayoría de los centros se han ido adaptando de diferentes formas y a día de hoy parece que hemos adquirido un nuevo hábito en cuanto al estudio se refiere.
Sin embargo, a los padres nos siguen surgiendo muchas dudas en cuanto al aprendizaje y el hábito de estudio que posiblemente se habrán incrementado en las últimas semanas… ¿debo estudiar con él o ella? ¿es bueno que me siente con él o ella por qué si no se distrae? ¿cómo tengo que ayudarle?
En primer lugar, la situación actual no implica que nos tengamos que convertir en los nuevos profesores de nuestros hijos, pero si podemos ayudarles con algunas estrategias que favorezcan su autonomía y les enseñe a aprender y a desarrollar un hábito de estudio adecuado. A partir del tercer ciclo de primaria se puede empezar a trabajar con ello.
Cuando trabajamos con los niños, lo que les ofrecemos son estrategias que favorezcan la reflexión y la autonomía y técnicas que fomenten una respuesta estructurada que permita compensar sus dificultades. Es importante destacar, que cada niño es único y distinto y, por tanto, lo que funciona para alguno, a veces no funciona para otros, por lo que es nuestra responsabilidad dotarles de cuantas técnicas conozcamos de forma que ellos mismos sepan reconocer aquella que mejor cumple los propósitos que buscamos y enseñarles a pensar por sí mimos empleando estos métodos, haciendo explícito y claro lo que los adultos en la mayoría de ocasiones ya hacemos de forma automática de forma que no nos requieran constantemente para desarrollar cualquier tarea.
Para ello, podemos emplear una técnica eficaz como es el aprendizaje con autoinstrucciones, que se dividiría en los siguientes pasos:
1. Los padres o madres actúan como modelos y desarrollan verbalmente en alto los pasos que van siguiendo para resolver la tarea.
2. En niño realiza los pasos con la guía en alto del progenitor.
3. Una vez hemos sido modelos, podemos pedir a los niños que hagan los mismos pasos que nosotros en alto para corrobar que lo han aprendido.
4. Una vez sepamos que es así, podremos ir dándoles cada vez más independencia en su estudio y dejarles que lo hagan solos.
Quizás pueda ser más lento que darles una respuesta directa ante una duda, pero mencionando a Benjamin Franklin…
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involucrarme y lo aprendo”.
Una vez aprendido, nuestros hijos no necesitarán seguir preguntando las mismas cosas.
También cabe destacar, que los niños con algún tipo de dificultad de aprendizaje o de otro tipo (dislexias, TDAH por nombras las más conocidas) tienden a olvidar o a necesitar más tiempo para automatizar las estrategias, por lo que es una buena idea dejarles los pasos a seguir por escrito en tarjetas para que pueda tenerlos siempre presentes y apoyarse en ellas.
Aquí os dejamos algunas pautas para favorecer la organización y la concentración.
Departamento de Psicología educativa
BIBLIOGRAFÍA
Santacreu, J. (1991). El entrenamiento en autoinstrucciones. En V.E. Caballo, Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta. Madrid: Siglo XXI
Fernández Rodríguez, Amigo Vázquez, C., Isaac. (2016). ojos solares (1.a ed.). Madrid, España: Piramide.