Si se realiza una consulta rápida en las páginas web del Colegio de Logopedas de Madrid y del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, es fácil darse cuenta de que la mayoría de centros adscritos ofrecen servicio de ambas disciplinas. Un ejemplo cercano es nuestro propio gabinete. A nivel académico, si una universidad cuenta con las dos formaciones, lo más probable es que estén organizadas dentro de una misma facultad. Algunos ejemplos son la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de La Laguna y la Universitat Ramón Llull. Además, existen cada vez más instituciones donde ofrecen la posibilidad de estudiar ambas carreras en forma de doble grado. ¿Esto tiene algún sentido? ¿Por qué ambas disciplinas van tan de la mano?
A nivel administrativo, tanto la psicología clínica como la logopedia son reconocidas por el Gobierno de España como profesiones sanitarias (BOE, 2003), teniendo cabida tanto en centros públicos como privados. También recogido en el Boletín Oficial del Estado (1999; 2013), los dos trabajos cuentan con sus respectivos colegios oficiales, que elaboran los códigos deontológicos bajo los que se debe laborar.
Pero, más allá de los factores contextuales, es fácil encontrarle el sentido a esta relación si se atiende a las definiciones de ambas ramas del conocimiento. La psicología es la disciplina encargada del estudio científico de la conducta. Actualmente, el concepto de conducta es amplio (Roca i Balasch, 2007), hace referencia a cualquier respuesta, bien sea consciente o inconsciente, voluntaria o automática, ante cualquier evento interno o externo. Esto incluye las emociones, los pensamientos, las conductas motoras… Y, por supuesto, los actos comunicativos, tanto verbales como no verbales. Aquí entra en juego la logopedia, cuyo área de trabajo principal es la investigación, evaluación e intervención sobre las alteraciones de la comunicación. Por tanto, existe cierto grado de solapamiento entre las dos ciencias.
Existen patologías que no se pueden entender desde el prisma de una sola disciplina. Tres muestras claras son el TEA, la tartamudez y el mutismo selectivo, aunque tampoco se puede obviar las dificultades del lenguaje oral (como el TEL) y del aprendizaje de la lectoescritura, con un alto componente cognitivo.
El primero, el Trastorno del Espectro Autista, se puede definir como una alteración del neurodesarrollo por causa desconocida. Se caracteriza por problemas en la comunicación e interacción social, combinados con comportamientos e intereses restringidos, y actividades repetitivas (APA, 2013). Por tanto, el trabajo multidisciplinar es clave para afrontar todos los problemas en todos sus contextos (familia, escuela…). Por otro lado, las alteraciones de la fluidez del habla propias de la tartamudez, una vez el paciente toma conciencia de su condición, están muy influenciadas por las circunstancias y sus niveles de estrés. Aquí, la logopedia ofrece estrategias para “suavizar” esa expresión, mientras que la psicología permite indagar en los sentimientos asociados a las repeticiones y los bloqueos (Salgado, 2008). En tercer lugar, el mutismo selectivo es un trastorno raro de la infancia en el que el pequeño no habla en contextos en los que se espera socialmente que lo haga, como el colegio (APA, 2013). En este caso, la logopedia arroja luz sobre el tema aclarando que el lenguaje del niño no está comprometido. La psicología permite identificar los componentes emocionales y ambientales que dan lugar a los comportamientos de inhibición.
Por todas estas razones, lo esperable es encontrarnos con centros clínicos donde las psicólogas y logopedas trabajan de manera coordinada para la evaluación e intervención de los niños. En ocasiones, será necesario incluso un trabajo simultáneo para optimizar el tratamiento. Si desde tu clínica plantean este escenario para ti o para tu hijo, no debes preocuparte, aunque siempre puedes preguntar cuáles son las razones exactas de esa decisión y qué objetivos concretos se pretenden abordar.
Autor:
Jaime Sánchez-Herrero Gallego, Departamento de Logopedia
Referencias:
American Psychological Association [APA]. (2014). Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5).
Boletín Oficial del Estado [BOE]. (1999). Real Decreto 481/1999, de 18 de marzo, por el que se aprueban los Estatutos Generales del Colegio Oficial de Psicólogos.
Boletín Oficial del Estado [BOE]. (2003). Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias. Gobierno de España.
Colegio de Logopedas de Madrid (2023). Centros de logopedia.
Disponible en: https://colegiologopedasmadrid.com/servicios/centros [2023, 12 de agosto]
Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (2023). Directorio de profesionales de la psicología.
Disponible en: https://www.copmadrid.org/web/ciudadania/encuentra-psicologo-y-psicologa/directorio?tema=&cpostal=28609 [2023, 12 de agosto]
Roca i Balasch, J. (2007). Conducta y conducta. Acta comportamentalia, 15(SPE), 33-43.
Salgado, A. (2008). Manual práctico de tartamudez. Síntesis.
Universidad Complutense de Madrid (2023). Estudios de Grado y Doble Grado. Disponible en: https://www.ucm.es/grado [2023, 12 de agosto]
Universidad La Laguna (2023). Grados. Disponible en: https://www.ull.es/estudios-docencia/grados/#ciencias-salud [2023, 12 de agosto]
Universitat Ramón Llul (2023). Grados. Disponible en: https://www.url.edu/es/estudios/grados?title=&field_tax_tipus_estudi_target_id=1&tip us=8&field_tax_centre_target_id=All [2023, 12 de agosto]