El tabaco se posiciona en el ranking de las drogas más consumidas, encontrándose en segundo puesto tras el alcohol; la media de los primeros consumos se encuentra alrededor de los 14,1 años (ESTUDES, 2021). Por suerte, existe mucha investigación sobre el tabaco; conociéndose las causas físicas, psicológicas y sociales que suscitan su consumo, ayudando a prevenirlo y/o intervenirlo.
¿Cómo se puede explicar que las personas consuman siendo tan jóvenes?
La respuesta es: “Disponibilidad y falta de percepción del problema”. Por un lado, la disponibilidad, referida al contexto social donde se desarrolle la persona, este tendrá una gran influencia sobre él; cuanto mayor sea la disponibilidad del tabaco más probable será que las personas puedan empezar a consumir. Por otro lado, la falta de percepción del problema del tabaco en la que se encuentran muchos jóvenes, se puede explicar desde los Estadios del Cambio de Prochaska y Diclemente (1992); estos autores hablan de 5 etapas: pre-contemplación (no se es consciente del problema), contemplación (se empiezan a percibir consecuencias negativas), preparación (se empiezan a plantear la posibilidad de cambio), acción (se ponen en marcha acciones que lleven al cambio) y mantenimiento (la persona se mantiene sin consumir). En función del estadio en el que se encuentre la persona, le será más fácil o más difícil esperar que sucedan determinados cambios de intenciones, actitudes y conductas.
¿Qué es lo que vuelve a las personas adictas?
La respuesta es: “La nicotina”. El Plan Nacional sobre Drogas (s.f.), explica cómo el tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central pues uno de sus principales componentes es la nicotina y esta sustancia posee una enorme capacidad adictiva siendo la causa por la que su consumo produce dependencia. Cuando se deja de consumir tabaco, y, por tanto, no se consume la nicotina, aparece el síndrome de abstinencia del tabaco. Munoz y Sanjuan (2011) explican cómo ante la aparición de estos síntomas desagradables producidos por la abstinencia de nicotina, pueden darse consumos compulsivos de tabaco, con el objetivo de compensar el sistema de recompensas y dejar de experimentar malestar.
¿Existe un método efectivo para dejar de fumar sin experimentar un síndrome de abstinencia fuerte?
La respuesta es: “Si, existen métodos, uno de ellos se denomina el método RGINA”. Esta técnica consiste en la reducción gradual de la Ingestión de nicotina y alquitrán. Fue propuesta por Fox y Brown en 1979 quienes parten del supuesto de que la nicotina es el factor responsable de la dependencia, y fumar es una conducta mantenida por factores fisiológicos y psicológicos. El uso de esta técnica implica un proceso gradual de reducción de nicotina y alquitrán, mediante el cambio semanal de la marca de cigarrillos y la reducción de la cantidad de cigarrillos. Esta técnica presenta una gran eficacia, dado que su aplicación no genera efectos secundarios, es fácil de usar, permite conseguir un nivel de abstinencia adecuado y en caso de que se den recaídas, los pacientes fuman marcas con menos nicotina o menor número de cigarrillos (Becoña, 2004).