Nadie desea hablar de la muerte a un hijo, pero las circunstancias en las que nos encontramos hacen necesario que sepamos encontrar la forma para enfrentarnos a ese momento. Siempre queremos ver a nuestros niños felices, contentos y por ello evitamos el tema de la muerte.
Los niños ahora encerrados, se están enfrentando a sentir la enfermedad y la muerte alrededor suyo, desde las noticias que nos hablan de contagio y muerte de forma constante, hasta el fallecimiento de familiares y personas conocidas, por ello es importante prepararles dándoles capacidades y estrategias de comprensión que les sirva tanto para ahora como para el resto de su vida.
Cada niño, y dependiendo de su edad, se enfrentará de una forma diferente.
–Hasta los cinco años los niños tienen un concepto de la muerte muy temporal, lo asemejan a una forma de dormir, la persona fallecida en su mente permanece como dormida y en cualquier momento podrá volver a despertarse.
– A partir de los 6 años el concepto cambia, ya que los niños diferencian perfectamente entre la fantasía y la realidad, ya poseen unas habilidades para comprender la muerte y sus consecuencias, aunque esto no implica que estén preparados para reaccionar ante ella positivamente.
-Sin embargo los preadolescentes (a partir de 10 a-12 años) ya saben que la muerte es permanente y tienen capacidad para entender el significado del fallecimiento y todo lo que acontece alrededor. Su capaces de pensar en abstracto y de razonar, conociendo sus cualidades y defectos. Pero la muerte representa lo contrario a todo aquello que es importante en su vida.
Sea cual sea la edad hay varios consejos generales para ayudar a nuestros niños a comprender una muerte:
1. Sed conscientes de lo que hijos están pensando y sintiendo
Obsérvales mientras juegan, cuando hablan con hermanos o amigos, si aparecen en sus juegos o conversaciones temas sobre la muerte, miedos o inquietudes.
2. Aprovechad las situaciones para hablar de la muerte
Aprovechad cuando ellos expongan sus pensamientos, sus miedos, sus dudas con respecto al tema, hay que hablar con ellos de forma clara, tranquila y distendida, hablarles sobre cómo se sienten, y qué piensan.
Explicarles que la tristeza, la pena es normal y natural y la importancia de sacarla, hablando, llorando, expresando esa tristeza que cada uno siente, guardarlo dentro solo conseguirá que la herida tarde más en cerrarse.
3. Tened muuucha paciencia
No todo lo entenderán y asimilaran en una conversación, tendrán dudas, necesitaran más explicaciones y serán necesarias muchas conversaciones para ayudarles en este proceso.
4. Hay que ser claros
Utilizar lenguaje sencillo y comprensible para cada edad, lo importante es que el mensaje les llegue y no de pié a la aparición de miedos e ideas faltas
5. La familia lo más importante
La importancia de la familia se hace más fuerte en estos momentos, familia como grupo de apoyo que comparte la información, las preocupaciones , la tristeza, pero que permanece unida para tener la oportunidad de expresar la tristeza recibir apoyo y atención.
¿Y cómo hacemos todo esto cuando los adultos también están sufriendo?
Lo mas importante es que el adulto también cuide de sí mismo, para después poder cuidar y enfrentarse a los más pequeños.
– Es importante que los adultos que han perdido a alguien querido aprendan también a mostrar su dolor, no hay que ser héroes ni negar nuestros sentimientos, es positivo llorar delante de los niños y explicarle como te sientes y porque lo haces.
-No tomar ninguna decisión por el momento, no precipitarse a cambiar nuestro entorno, lo primero es esperar a que la familia se recupere y cuando se vuelva a la normalidad se podrán empezar a tomar decisiones de cambio.
– El adulto necesita cuidarse, mantenerse ocupado, reanudando la rutina normal en cuanto sea posible, cuidando de su cuerpo, evitando tomar drogas o alcohol para mitigar el dolor. Pasar ratos con otros adultos, en especial con amigos y dejarse cuidar, haciendo cosas que le hagan sentir bien
Para el adulto es fundamental que deje que los demás le ayuden, no hay que superar nada solos, ni ser capaces de poder con todo, el adulto necesita a los demás. Es el momento de escucharse y saber lo que siente, así será capaz de ofrecerle a los niños unas herramientas adecuadas para enfrenarse a esta situación, dedicarles un tiempo a los niños, escuchándoles, permaneciendo a su lado, dándoles la oportunidad de expresarse, animándoles a hacer actividades físicas y realizar actividades juntos.
La situación actual no nos está permitiendo realizar la despedida de los fallecidos con los rituales que tanto nos aportan a nivel emocional, la falta de acompañamiento en la enfermedad, la ausencia de velatorios y entierros nos dejan descolocados y sin posibilidad de iniciar un duelo positivo. Será el momento de enfrentarse a esta situación y empezar a generar sugerencias para rendir homenaje a esos seres queridos cuando sea posible. Cada persona debe hacerlo a su manera, y es importante que toda la familia participe: crear un álbum de fotos, adornar la casa con fotos o recuerdos positivos, escribid un poema o una carta, plantad un árbol, hacer un donativo, establecer una tradición familiar que conmemore al fallecido, es decir, haced presente y mostrar el cariño y el amor que teníais por esa persona y sed capaces de expresarlo, llorar con su ausencia y reír con sus recuerdos.
Recordad que hay que sentir, hay que expresar y hay que trasmitir, para que entre todos podamos hacer frente a esta situación y salir fuertes de esta experiencia.
Autora: Eva Mª Miguel Casillas, Psicóloga General Sanitaria (Equipo Psicología Clínica)