Después de haber vivido un confinamiento sin precedentes en España y tras un verano atípico, nos encontramos con la difícil decisión de tener que volver al cole, cuando aún el virus esta entre nosotros y cuando aún queda tiempo para tener una vacuna adecuada para protegernos. Esta situación esta generando mucha incertidumbre, dudas, miedo y una variedad de situaciones complicadas y emociones encontradas, tanto en las familias, como en los docentes. Pero, ¿cómo debemos actuar???
Son muchas las opiniones, desde padres que no quieren que sus hijos retomen las clases a los padres que están deseando que se incorporen. Independientemente de nuestra opinión personal, hay que tener en cuenta que tanto los niños como los adolescentes están viviendo un momento excepcional, y la importancia de ayudarles a gestionar de forma adecuada este momento.
Con independencia del formato de las clases de nuestros hijos, presenciales, semipresenciales u online es necesario barajar la posibilidad de que antes o después pueda aparecer un rebrote en su centro educativo, en un familiar o en un amigo, y preparar a los niños para cualquier escenario se hace completamente necesario.
Siempre desde el dialogo, desde una trasmisión serena de la información, son varias las áreas que debemos gestionar con nuestro niños y adolescentes. Recordad que los niños tienen una gran capacidad de adaptación y para ellos asumir los cambios suele ser más fácil que para los adultos, si somos capaces de trasmitírselo con naturalidad, evitando generar ansiedad o miedos, realizando una comunicación basada en la seguridad.
1. Gestión de las medidas de prevención
Trasmitirles la importancia del uso de las mascarillas, la distancia social y el uso de geles desinfectantes como medida de protección. Enseñarles, desde casa, siendo nosotros un ejemplo, a crear desde el una rutina desde el momento en el que salen de casa, sin ser alarmistas, pero si instaurando un hábito diario mas en sus rutinas. Hablando con ellos, trasmitiéndoles calma y seguridad, pero generando un objetivo de protegerse y también de proteger a los demás, quizás con mayor énfasis en los adolescentes donde el grupo de iguales y las relaciones sociales cobrar una mayor importancia. Generar limites claros y seguros, siempre acordes con el sentido común, a través de un lenguaje positivo, hay que confiar en ellos y darles la oportunidad de demostrar su responsabilidad.
2. Cambios en la estructura educativa y en las rutinas escolares
Apoyar, reforzar y aceptar los cambios que se establezcan desde el centro educativo, transmitiendo a los niños que son necesarias y que todas ellas están encaminadas para protegerles y ayudarles. No trasmitir una imagen negativa de los profesores o del colegio.
3. Prepararles para la vuelta a las rutinas escolares.
Los niños y adolescentes se adaptaron al formato online de forma positiva, pero ahora hay que volver a establecer rutinas necesarias. Durante éste tiempo, en muchos casos, se han visto alterados sus ritmos diarios, como el sueño, habito de estudio, ocio… La importancia de volver a instaurar hábito y horarios adecuados para preparse al ritmo de trabajo que van a tener nuevamente que afrontar. Probablemente van a necesitar un aporte de motivación, interna y externa, mayor que en otros inicios de curso para comenzar con las tareas escolares
4. Gestión de la angustia y ansiedad
Durante estos meses se han observado diversas consecuencias psicológicas en los niños y adolescentes, la aparición de reacciones de angustia, ansiedad, dificultades cognitivas como problemas de concentración, atención, memorización e incluso alteraciones en la alimentación. EL confinamiento, los cambios de rutinas personales, escolares y familiares, la falta o dificultad en las relaciones sociales con iguales han provocado que los niños y adolescentes se hayan privado durante mucho tiempo de actividades personales y sociales que formaban parte de su vida. Por todo ello cobra mayor importancia prepararles para el periodo de incertidumbre que les espera, la prioridad esta en escucharlos para entender qué cosas les preocupan, que necesidades tienen, para poder facilitarles la información que les corresponde acorde a su edad y nivel de madurez.
Recordad de nuevo, la capacidad de adaptación de los niños y adolescentes , que somos los adultos los que, en la mayor parte de las situaciones, y con nuestras actitudes y reacciones, les trasmitimos sentimiento de ansiedad y miedo provocando la aparición de conductas patológicas y que por ello somos nosotros los que debemos generar ambientes adecuados donde la comunicación sea fluida, clara, tranquila y siempre manteniendo una escucha activa, que nos ayude a enseñarles a tomar decisiones y comportamientos que les ayuden en su desarrollo.
Cuando los adultos no somos capaces de establecer unas bases positivas quizás, es el momento de solicitar ayuda a los profesionales con el objetivo de mejorar como nos encontramos y poder generar en ellos una actitud sana y positiva para enfrentarse a los cambios.
Autora: Eva Miguel Casillas, Departamento de Psicología Clínica